Sobre mí:

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Tengo más de 20, vivo aquí porque aquí nací. Me gusta la soledad, escribir y dibujar. Defiendo a los que quiero con todo lo que tengo y un poco más. Soy celosa, casi patológicamente hiperactiva, peligrosamente olvidadiza, vergonzosamente sonámbula y anacoreta de vocación. Suelo estar en el lado oscuro de la luna la mayor parte del tiempo... soñando.

lunes, 25 de diciembre de 2006


El otro día, un poco antes de las 7 a.m. me desperté asustada. De un salto me senté en la cama pensando: Chucha, me volví a quedar dormida. Pero antes de tener tiempo de autoflagelarme mentalmente por ser tan perezosa y hacer el cálculo de cuánto mermaría mi precario estado económico pagar el taxi hacia el hospital, caí en cuenta: ¡PERO SI ESTOY DE VACACIONES! No era la primera vez que mi alterado ciclo circadiano me hacía tremenda jugada. Decidí no hacerle caso y me dejé caer de vuelta en los brazos de Morfeo. Di aproximadamente 36 vueltas y media en mi sonora cama, pero no logré regresar a mi sueño. Y vaya si era un buen sueño. No recuerdo los detalles (bueno, no creo q sea legal mencionarlos) pero incluían la presencia de Pau Donés. Como decía, cerré los ojos fuertemente tratando de obligar a mi mente a relajarse y volver a dormir. Misión imposible. Dándome por vencida me dije a mi misma: MI MISMA, debemos hacer algo contra esto.

Es que no hay nada peor que no poder disfrutar plenamente de las vacaciones sólo porque tu cuerpo se acostumbró a levantarse temprano. O cambias de hábito o cambias de cuerpo. Y por más disconforme que andes con tu cuerpo… pues cambiarlo no es posible. Así que en estos días de SEUDOVACACIONES he experimentado en mí todas las formas conocidas para prolongar el sueño.

Cuento indudablemente con una gran ventaja: mi cuarto es oscuro. Las fuentes de luz natural están lejos y el interruptor no se acciona espontáneamente. No trabajo y mis clases de inglés son en la noche, por lo que nada me obliga a abandonar mi camita antes de las 10 de la madrugada. Pero no todo es perfecto. Hay un gran problema: Existen seres extraños en mi casa. Sí, querido lector, seres pequeños, con la dentadura incompleta, de comportamiento impredecible y reservas energéticas inagotables que rondan a todas horas los ambientes de mi hogar. Últimamente me he estado haciendo muchas preguntas: ¿Cómo pueden tener tanta energía consumiendo la mitad de lo que yo me tomo de desayuno?, ¿Cómo es posible que cuerdas vocales apenas inauguradas pueden ser capaces de emitir sonidos tan variados como estresantes? y particularmente, ¿Cómo puede un ser humano normal dormir con un corro de mocosos corriendo como psicópatas esquizofrénicos a dos metros de su cama? Se aceptan sugerencias.

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